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lunes, 4 de noviembre de 2013

8- EL ALMA Y LA TRANSFUSIÓN DE SANGRE



            Uno de los temas polémicos con respecto al alma se refiere a la transfusión de sangre de un ser humano a otro. Millones de personas alrededor del planeta consideran que la sangre es el alma, o que en la sangre está el alma, y esta creencia los determina a tomar deciciones límites muchas veces. Ante una necesidad de necesitar una transfusión de sangre eligen, obedeciendo a sus creencias, no permitirlo,  llevando esto muchas veces a la muerte física. Este es un drama que han tenido que enfrentar miles de familias que, equivocados o no, son fieles a sus ideales, lo cual es loable.
            Sin embargo, más allá del respeto que las creencias de cada cual se merecen, el esclarecer estos temas a través del conocimiento podría evitar mayor sufrimiento.

            Al considerar todo lo que fue expresado sobre el alma, su naturaleza y constitución, sus funciones, su propósito, y su ubicación, sus procesos y mecanismos en el cuerpo humano; veremos que si bien puede ser muy cierta y verdadera la idea de que el alma está muy presente con su vibración en la sangre que recorre el cuerpo humano, no se debe perder de vista que el alma no depende de la sangre para su existencia, ya que existe en un nivel muchísimo más sutil que el físico. El alma existe en su propio plano, independiente del plano físico, aunque durante la encarnación en un cuerpo humano lo compenetre y se valga del mismo para aprender u obrar.

            Ante una transfusión de sangre, la ciencia médica tiene en cuenta el grupo y factor sanguíneo, los cuales deben coincidir, es decir, ser los mismos en el donante y el receptor. Lo que no considera la ciencia es la vibración álmica de la sangre, por lo tanto, se podrían dar algunas pautas de qué hacer si hemos de donar sangre o de recibirla en transfusión, para que no haya rechazo o dificultad de adaptabilidad del receptor por ‘choque’ vibracional. Este ‘choque’ se puede producir cuando las energías álmicas del donante y del receptor son muy diferentes.

            Lo que proponemos aquí requiere de una preparación interna de quien lo realice.

     Si vamos a donar sangre sabiendo quien la recibirá, deberemos meditar con la consciencia de que la sangre que sea extraída de nuestro cuerpo, salga con la preparación vibracional adecuada para el receptor (a quien nombraremos en la meditación). No daremos técnicas o formas específicas de cómo realizar tal meditación, por que cada cual debe sentir y encontrar su forma. Pero decimos que la simple intención dirigida a un propósito seguida de un tiempo de silencio interno, produce ‘manifestación’.

            De similar forma, si alguna vez necesitamos recibir sangre de un donante, deberemos anticipadamente ‘irradiar’ la sangre que se nos introducirá en el cuerpo con la intención de que se adapte lo mejor posible a nuestra necesidad vibracional. Esa irradiación puede ser por medio de una meditación, o por otros medios…
            Mejor será si ambos, tanto receptor como donante, conocen estos temas, y meditan con la misma intención de lograr adaptabilidad y armonía para la transfusión.

            Para quien no conozca o no sepa como meditar, el simple hecho de orar o pedir a ‘Dios’, como la fe de cada cual le permita, que la sangre se adapte al receptor, producirá sus efectos positivos igualmente.

            Esto vale también para donación de órganos.
            Esta información podrá ser de utilidad y evitar sufrimientos innecesarios a quienes por creer que el alma está presente en la sangre, no deben ni darla ni recibirla.

A los que así creen (que son cristianos en su mayoría) recordamos el dicho bíblico:

“Lo que pedís en Mi Nombre os será dado”.
           




7- EL CUERPO CAUSAL COMO “VEHÍCULO”



            Hasta el momento hemos visto que el Cuerpo Causal es el “alma humana”, y lo hemos comparado a una “burbuja” de sustancia muy sutil. Esa burbuja es proyectada por la Mónada (mónada significa “unidad”, chispa de unidad) y es en esa ‘burbuja’ donde se van alojando las cualidades de comprensión que van quedando de cada existencia física. Mirándolo de otra manera, en lugar de decir que la Mónada “proyecta” la burbuja, se podría decir que la Mónada crea o manifiesta envolturas cada vez más densas con las cuales se va recubriendo a medida que se adentra en la materia en la búsqueda de experiencias de comprensión.

            Este proceso se manifiesta básicamente en 2 pasos:

1-    La Mónada genera el Cuerpo Causal (la burbuja mental), donde aloja en forma latente su aspecto trino: voluntad, amor, inteligencia.
2-    Luego, el Cuerpo Causal manifiesta la vida del hombre encarnado, la persona humana o “cuaternario inferior”, conformado por los planos físico, astral, mental inferior y prana.
3-     
La Mónada representa a lo más elevado del hombre, su Espíritu o ‘Chispa’ Divina. El Cuerpo Causal representa al Alma, el vehículo de la ‘conciencia’ que se irá desarrollando. Y la Personalidad representa a la existencia material más densificada, que deberá aparecer y desaparecer sucesivas veces (reencarnaciones). Este esquema nos permite comprender la idea que expresa que “una encarnación del Alma es comparable a tan solo un día de la vida de la Personalidad”. Así como la personalidad humana vive a través de numerosos y sucesivos días su existencia, el alma humana necesita de numerosas existencias físicas sucesivas para cumplir con su propósito.

Lo dicho hasta aquí vale para las Mónadas o Chispas de Vida solar que forman parte de la evolución en ascenso. Tales Mónadas son Chispas vírgenes debido a que están haciendo el proceso de evolucionar desde ‘lo Divino inconsciente’ hacia ‘lo Divino consciente’. Es muy importante entender esto, ya que muchos estudiantes piensan, en sus estudios preliminares, que las mónadas o chispas divinas ya son perfectas, y que por lo tanto ya contienen todos los atributos de la Divinidad. Esto no es así… aunque se entiende la confusión…, ya que las mónadas son perfectas en sí mismas en el sentido de que son emanaciones del Gran Fuego Solar del Logos, por lo tanto ‘en esencia’ son puras y perfectas, pero aún no están llenas de “cualidad de consciencia consciente”. Es decir que las mónadas, aún siendo puras y perfectas en esencia, necesitan recorrer el camino de la conciencia para adquirir cualidades de entendimiento y comprensión consciente.

Recordamos que lo que llamamos evolución es el proceso que va desde la esencia inconsciente hacia la Presencia Consciente. Comprender cabalmente esto requiere de una profunda actividad intelectual-inteligente. Estos temas existenciales no se pueden tomar tan solo como un pasatiempo…


Pero las Mónadas que son Chispas Vírgenes o Espíritus Virginales no son las únicas que están presentes en la humanidad manifestándose como hombres, sino que existen Espíritus que no son vírgenes, es decir Seres conscientes y experimentados que han evolucionado en otras manifestaciones y regiones del Cosmos, más allá del Sistema Solar. Estos Espíritus recorrieron el camino que va de ser “chispas vírgenes” a ser “Fuego consciente” en otras creaciones y eones. Se podría decir que estos Espíritus-Conciencia existen en dimensiones muy elevadas y han ‘descendido’ desde esas altas esferas para realizar un proceso de encarnaciones en la Tierra como humanos. El propósito de tal descenso y ‘visita’ a un planeta material denso como la Tierra sería de servicio y aprendizaje a la vez.

Estos Seres espirituales, antes de encarnar como seres humanos físicos necesitan tomar un “Cuerpo Causal”, en similar forma a como las Mónadas vírgenes de este Sistema manifiestan el propio, como ya hemos visto. La diferencia entre el Cuerpo Causal de una Mónada regional virgen y un Cuerpo Causal de un Espíritu-Conciencia descendido, es que el primero necesita acopio de experiencia para la comprensión, necesita “llenarse” de conciencia; mientras que el segundo ya trae, en el “equipaje” de su esencia, un buen bagaje de comprensión y sabiduría. Por lo tanto estos, los segundos, vienen a servir ofreciendo aquello que traen en conciencia, a medida que están aprendiendo “nuevas lecciones” por estar en un planeta muy denso que presenta nuevos desafíos.
Cabe aclarar que el hecho de que muchos de estos Espíritus-Conciencia sean seres de alta evolución, no significa que al tomar Cuerpo Causal y encarnar como humanos recuerden conscientemente “quienes son”…, por que al tomar “alma humana” para poder encarnar reciben automáticamente el velo natural de la densa materia que les impide mantener la conciencia de quienes son. Por lo tanto muchos de estos Espíritus, al ‘descender’, se confunden entre los hombres, como uno más del conjunto, sin consciencia de sus identidades espirituales. Por lo general, cuando ese ‘recuerdo’ comienza a aflorar, por que en cierta etapa esto comienza a suceder…, ese recuerdo es intuitivo; y luego puede ir profundizándose y confirmándose a través de ciertas y variadas “señales internas”. Lo explicado es a grandes rasgos y en general, ya que no todos los “contratos” de descenso de estos seres son iguales…

Estos Seres son Rayos de energía de fuentes solares extrasistémicas, y tienen una consciencia espiritual del “Yo Soy”, es decir una Sabiduría de la Unidad, que en algún momento es transferida al Cuerpo Causal que ocupan produciendo iluminación instantánea o progresiva, según el caso. Esta iluminación de la conciencia sería un proceso que acontece de “arriba” hacia “abajo”, con poco o nada esfuerzo humano; mientras que en las ‘Chispas vírgenes’ ascendentes todo debe ser “construido”, siendo un proceso de “abajo” hacia “arriba” en su mayor porcentaje (aunque con esporádicas vitalizaciones de ‘arriba’ hacia ‘abajo’ que le llegan al alma desde el Logos por intermedio de la Mónada).

Lo dicho hasta aquí permitirá al lector entender el título de este escrito. Hemos visto que el Cuerpo Causal es la vestidura de la Mónada, o bien, su “vehículo”, ya que a través del mismo ‘viaja’ por los senderos de la vida material acopiando experiencia, cualidad y comprensión. El pleno desarrollo de una Mónada o ‘Chispa virginal’ es el logro de la maestría (adeptado). También vimos que El Cuerpo Causal es un vehículo necesario para los Espíritus-Conciencia descendentes que llegan al Sistema Solar y a la Tierra con propósitos definidos de acuerdo al Plan Divino. Muchos de esos Seres ya traen un desarrollo de maestría desde otras regiones del Universo, pero vienen a “homologar” materias mientras sirven, y a aprender ‘nuevas lecciones’. Por lo tanto el Cuerpo Causal puede ser entendido como el vehículo de materia mental necesario, tanto para el proceso ascendente de las Chispas vírgenes como para otros Seres-conciencia avanzados que necesitan manifestarse en la materia de un planeta como la Tierra.

Hasta aquí, la entrega de hoy.

Hasta la próxima!


6- INTELECTO – INTELIGENCIA – CONCIENCIA



            Las 3 palabras del título podrían tomarse como sinónimos de “alma humana”, (aunque la “conciencia”, como veremos, puede ir más allá del intelecto y transformarse en ‘conciencia intuitiva o búdica’).

            El Intelecto es una capacidad en latencia y potencia en el ser humano. La individualidad álmica en el hombre nace con esta capacidad en latencia, la cual deberá ser desarrollada mediante el proceso de reencarnaciones sucesivas hasta llegar a despertar la capacidad de pensar claramente, de razonar y de comprender.

            Es decir que siendo el intelecto una capacidad en potencia en el hombre, la inteligencia es esa capacidad ya desarrollada y en acción. Inteligencia es intelecto ya con cierto desarrollo, y a veces con la influencia de Buddhi.

            La inteligencia más desarrollada involucra no solo al ‘pensar’ sino también al ‘sentir’. Inteligencia es ver, comprender la esencia o verdad de algo. Por lo tanto el intelecto más desarrollado, el cual llamamos inteligencia, es el resultado de la práctica constante del discernimiento. El ejercicio constante de la reflexión, del discernimiento, en todos los aspectos de la vida, es la actividad que va abriendo un “túnel” de energía sutil entre la mente concreta y la mente abstracta. Ese ‘túnel’ es el antakarana (que ya citamos antes).

            Ahora bien, cabe aquí hacer una distinción: Intelecto e inteligencia son facultades de la mente humana, y se pueden tomar como sinónimos de “alma humana”, ya que como vimos el alma humana está en la parte más sutil del plano mental y se relaciona con el desarrollo de conciencia mental a través de la iluminación del Intelecto en forma progresiva. Pero la evolución de la conciencia del hombre no se queda allí…, ya que al ir adquiriendo las facultades del entendimiento a través del intelecto, el Alma o Ego comienza a tener experiencias de un nivel superior al mental, el nivel Búdico. Buddhi es un principio superior a manas (mente) y tiene que ver con la comprensión de la unidad de la Vida y con el aspecto Amor y Sabiduría (no un amor sectario…, sino amor impersonal y trascendente, hacia todo y todas las cosas…). Por lo tanto este principio, Buddhi, comienza a tomar “materia consciente en el alma recién cuando el Cuerpo Causal de ha abierto lo suficiente gracias al desarrollo del Intelecto. Entonces podemos decir que:

1-    La conciencia mental se va alquimizando en conciencia búdica.
2-    El alma humana se va transformando en alma divina.
3-    A medida que se completa el cuerpo mental del hombre (Cuerpo Causal), se comienza a construir un nuevo cuerpo o vehículo de conciencia: el cuerpo búdico o vehículo de luz.


            El alma humana es conciencia, comprensión, es una multiplicidad de cualidades del entendimiento. Pero las cualidades del entendimiento deben ser desarrolladas, ya que el hombre, en los inicios de su evolución, no recibe un alma individual ya desarrollada, llena de ricas cualidades de comprensión…, sino que recibe ‘herramientas’ y ‘oportunidades’ para tal desarrollo.

Recordemos que el alma humana o Cuerpo Causal es como un “burbuja” de materia sutilísima mental que debe ser llenada de ‘cualidad’, y esto lo logra el hombre a través de la asimilación de las experiencias de la vida. La asimilación de las experiencias es un proceso lento y amargo durante la primera etapa de la evolución del hombre, ya que se encuentra con experiencias dolorosas de todo tipo que no puede ‘digerir’ al no tener aún discernimiento ni inteligencia. Si embargo, durante esa etapa, que lleva muchas vidas, la asimilación de las experiencias que el hombre no puede digerir en vida, se asimilan en el Devachán (la mente superior, el “Cielo” de los cristianos) después de cada desencarnación. Es decir que en el intervalo entre vida y vida, el alma humana se recoge en su intimidad y asimila la esencia de aprendizaje que pudieron dejar las existencias materiales. Además, en ese lapso programa la existencia siguiente de acuerdo a la necesidad álmica. La necesidad álmica siempre es “la apertura de la Flor del Alma”, que es lo mismo que decir: “la generación de comprensión, de conciencia”. 

La primera etapa de asimilación (inconsciente, como vimos) de las experiencias de la vida, que comienzan a abrir los pétalos de la rueda externa del Loto Álmico, producen la primera iniciación menor en el Ego. Este evento interno es inconsciente, ya que a esa altura aún el hombre no se interesa por estos temas…, como para ser consciente de las razones y causas de los cambios que experimenta. Sin embargo el cambio que se produce es igualmente importante, ya que es un cambio en el “sentir” del peregrino.

Cuando se habla de “iniciación” humana, desde un punto de vista esotérico, siempre la referencia es al Alma, al Ego, no a la esporádica personalidad humana. Es el Alma la que se ‘inicia’, es decir, la Conciencia la que se gradúa o “inicia” en una nueva comprensión. Este es el significado correcto en cuanto a la palabra ‘Iniciación’.

En la 1° iniciación menor (que aún no es la verdadera “Primera Iniciación”, sino el primer paso preparatorio hacia la misma), el ser humano ha asimilado en buena medida, y traspasa finalmente, la parte meramente física de su existencia, y descubre un sentido de belleza que antes no tenía, por que su vida era hasta entonces muy burda y dedicada tan solo a las necesidades y apetitos básicos y materiales. Cuando a partir de una rueda de asimilación de experiencias de ‘vidas’, el alma adquiere una consciencia de comprensión distinta, esto se traduce, como dijimos,  en el “sentir”, llevando al hombre a descubrir por vez primera la belleza en el arte y la devoción religiosa, aunque aún en forma infantil o imperfecta. Se siente movido por primera vez a ‘crear’ y a ‘creer’. Comienza aquí el desarrollo del intelecto, el cual necesitará de muchas vidas más para cultivarse, cosechando más adelante inteligencia, y finalmente sabiduría.


La 2° iniciación menor (que es un paso más para llegar a la verdadera 1° Iniciación), es un avance más en comprensión que abre la segunda rueda de pétalos del Alma. En esta etapa el intelecto ya está en actividad, aunque aún no puede el peregrino reflexionar con hondura y claridad, por que sus emociones lo ciegan. Esta etapa, es justamente una gran prueba de conocimiento y asimilación de las emociones. Las enfermedades del alma (si es que se puede emplear esa frase…) tienen su raíz principal en trabas a nivel astral, y el superar esas trabas es sanación interna.
La verdadera enfermedad en esencia, es la consciencia de ser un yo separado del resto y el apego emocional a esa idea. Ir superando en conciencia a ese “yo pequeño y pobre”, es sanación para el alma, por que el propósito del alma es la expansión de la conciencia, es decir, la expansión del YO, con comprensión. Por lo tanto, esta 2° Iniciación (de las menores o preparatorias) es un avance en conciencia relacionado a este tema. El peregrino experimenta un nuevo cambio en el “sentir” que lo lleva a un despertar de la compasión a través de una especial apertura del chakra cardíaco. Esto ocurre por que la segunda rueda de pétalos álmicos, los pétalos de amor, se abren. La caridad y la compasión nacen por primera vez en el peregrino al experimentar esa ‘apertura’ cardíaca; aunque por supuesto, tal apertura es tan solo el primer paso importante del despertar del corazón, aún plagado de impurezas en la conciencia.


La 3° iniciación menor, que le sigue a las otras 2 etapas citadas, es la verdadera PRIMERA INICIACIÓN. Mientras en la 1° y 2° iniciaciones menores o preparatorias el peregrino fue superando y asimilando experiencias en los niveles físico y astral respectivamente, en esta ocasión la experiencia se polariza en el plano mental. Es recién en esta etapa donde el hombre va adquiriendo la capacidad de razonar y reflexionar con más profundidad. Se interesa por los problemas existenciales y puede sentirse llamado al estudio de filosofía, esoterismo, ciencia, cosmogonía, y temas relacionados a las profundidades de la Vida. Su “sentir” se refina y su discernimiento de agudiza. Aprende a elaborar creativamente pensamientos abstractos y a sintetizar ideas, y aplica esa capacidad para comprender los asuntos que la vida le presenta y para entender los problemas mundiales. Puede utilizar esa capacidad para servir a la solución de problemas, y convertirse en un filántropo.

En síntesis, podríamos decir que en esta etapa el hombre se convierte en un pensador, y si recordamos que uno de los sinónimos de Alma humana en Teosofía es “el Pensador(de “manas”: mente; raíz del sánscrito “man”: ‘pensar’), veremos que esta etapa es la correspondiente a la integración y fusión entre alma y personalidad. La personalidad se une funcionalmente con su alma y el hombre se convierte conscientemente en ‘el pensador’. El puente del intelecto (antakarana) se ha construido, y la atmósfera del alma ya está en el hombre a consciencia. La Flor del Alma se ha abierto más y su perfume, el aroma del Ego, desde su propio plano, inspira creativamente el pensar y el sentir del hombre físico.

La gran 1° Iniciación es entonces la que señala el evento clave de que el Alma comienza a regir la vida de la personalidad humana. A partir de aquí se puede decir que la conciencia del peregrino es, en gran proporción, “Conciencia álmica”, al menos en un nivel mental ya con buen desarrollo.

Estas 3 grandes etapas del alma humana que llevan a la 1° gran Iniciación desarrollan en gran medida los átomos físico, astral y mental permanentes que existen en el Cuerpo Causal. El desarrollo de estos átomos dará lugar posteriormente al desarrollo de niveles superiores, donde existen los átomos búdico y átmico permanentes, los cuales también deberán en etapas posteriores, adquirir cualidad de materia consciente.

A partir del desarrollo de estos 2 átomos permanentes superiores se desarrollará el Cuerpo de Luz o Cuerpo Espiritual, con materia búdica y más adelante, átmica. Este “nuevo vehículo” da lugar al desarrollo más pleno de la conciencia búdica, también llamada conciencia crística o solar (aspecto “Hijo”.  Pétalos de amor y sacrificio), y posteriormente a la conciencia átmica (aspecto “Padre”. Pétalos de voluntad espiritual). Cuando tales niveles de conciencia han sido conquistados, significa que la Flor del Alma en el Cuerpo Causal ya ha abierto sus 12 pétalos, y que por lo tanto, el propósito del Cuerpo Causal ha sido cumplido. Entonces este desaparece, siendo absorbido por el Cuerpo de Luz o Vehículo Monádico (como también le podríamos llamar) que se fue entretejiendo a partir del desarrollo de los átomos búdico y átmico permanentes.

Lo recién expresado deja ver que el Cuerpo de Luz nace mientras se está abriendo el Loto Egoico en el Cuerpo Causal. Durante una etapa estos dos procesos son simultáneos. Dicho con otras palabras, que significan lo mismo, diríamos que “mientras el alma humana transita su última etapa de desarrollo, el alma divina nace y se va formando”. No hay que olvidar que estos son, todos, aspectos de la Conciencia, que va experimentando procesos de alquimia, transformación y expansión.

Recordamos que el Cuerpo Causal existe en el plano mental superior, es una ‘burbuja’ de materia mental, mientras que el nuevo Cuerpo de Luz está formado de materia mucho más sutil y refinada (de los planos búdico y átmico).
Estos últimos procesos sintéticamente explicados pertenecen a la 4° y 5° iniciaciones (que son verdaderamente la 2° y 3° desde el punto de vista de la Jerarquía).

Como hemos podido ver, todas las etapas sucesivas de evolución de la conciencia del hombre tratan en primer lugar del desarrollo cada vez más pleno del intelecto, y luego del desarrollo de Buddhi (Intuición: ver la esencia de unidad en todo), y más allá…, hasta alcanzar la comprensión del SER, el sentimiento y entendimiento cabal del “Yo Soy” ilimitado.


Hasta la próxima!!!

           

viernes, 1 de noviembre de 2013

5- DÓNDE SE ASIENTA EL ALMA


            Esta es una de las preguntas que ha estado comúnmente presente en los investigadores de espiritualidad y esoterismo de todos los tiempos. Muchos han pensado que el alma está fuera del cuerpo físico, más precisamente por encima del mismo, y que por lo tanto desde esa posición tiende un “hilo de vida” hacia el cuerpo biológico, lo que hace que el cuerpo “viva”, es decir, que todos los átomos se mantengan integrados, formando células, tejidos y órganos en funcionamiento armónico. De tal forma que, cuando el alma se separa del cuerpo retirando el “hilo de vida”, ya no existe la fuerza de cohesión de los átomos, ni el propósito que los animaba a permanecer unidos en funciones específicas, y entonces, el cuerpo físico se desintegra, volviendo así a la tierra.

            Otros pensaron que el asiento del alma humana es la cabeza, por ser este el centro de la razón, lo que hace que el hombre sea consciente, siendo además la cabeza donde se ubica el cerebro, órgano que comanda las funciones de toda la fisiología del cuerpo, de todos sus sistemas, las funciones motoras (voluntarias e involuntarias), digestivas, endócrinas, circulatorias, nerviosas, de los sentidos, etc. Todas las funciones del hombre, desde las fisiológicas hasta las emocionales y las mentales, están comandadas desde zonas específicas en el cerebro. Son estas razones de suficiente peso como para que algunos pensadores se hayan inclinado por pensar que la ubicación del alma, la fuente de la vida del cuerpo y de la psiquis, sea la cabeza.

            Otro grupo de pensadores han ubicado al alma humana en el corazón. Las razones son igualmente fuertes como las de los pensadores anteriores para mantener su hipótesis. El corazón distribuye la sangre que nutre y limpia a la vez a todos los tejidos de los órganos del cuerpo físico, incluidas las millones de células que conforman el cerebro. Por eso se dice popularmente (y también es Bíblico), que “la sangre es vida”. El cerebro necesita para funcionar de una nutrición constante y de oxigenación permanente, sin lo cual morirían sus células y dejaría de funcionar. Toda esa nutrición que necesita le llega a través de la sangre, impulsada por los latidos incesantes del corazón. Así que esta sola razón, (aunque este sea tan solo un punto de vista material), podría ser suficiente para que algunos piensen que el corazón es el centro desde el cual el alma humana emite su vida y propósito al cuerpo físico.

            Max Heindel, el reconocido escritor y estudioso rosacruz dice, en su libro “Concepto Rosacruz del Cosmos” que es la sangre donde se asienta el Ego o Pensador (nombres del Alma humana). Nos dice que la sangre puede llegar a ‘enfriarse’ o a ‘recalentarse’ (según distintos y opuestos estados de ánimo) y que esto puede expulsar al Ego del cuerpo (especialmente cuando la sangre se recalienta al experimentar, por ejemplo, una explosión de ira). Explica que el peligro consiste, en casos donde el alma aún es débil, que un “intruso” ocupe el cuerpo antes del retorno de su dueño, el Ego. A esto se le llama “obsesión” o “posesión”.

            Según lo antedicho, podemos deducir que, si se considera que el alma humana puede salir del cuerpo en situaciones extraordinarias como las citadas, significa que no vive “fuera” del cuerpo, sino dentro del mismo, compenetrándolo con su sutil energía. Según Max Heindel la parte especial del cuerpo donde estaría el alma es la sangre, como vimos. Pero la reconocida autora Alice Bailey en sus citas hechas en su libro “El alma y su mecanismo” nos deja una idea más amplia de cómo el alma interpenetra al cuerpo, siendo este su instrumento de aprendizaje. La autora cita a las glándulas de secreción interna (sistema endocrino) y al sistema nervioso como sistemas totalmente relacionados y fusionados con el alma humana, mediante los cuales el alma vitaliza las diversas funciones internas del cuerpo, y a la vez se relaciona con el medio circundante, tomando del mismo impresiones y experiencias, desde las más simples a las más complejas.

            Es bien sabido que existen 7 glándulas endócrinas principales en el cuerpo humano (ubicadas y relacionadas con los 7 chakras conocidos, según las escrituras sagradas de los hindúes) que secretan hormonas muy especiales y específicas que determinan diversas funciones químicas del cuerpo, influyendo además en el carácter y en la psiquis. Estas glándulas de secreción interna son responsables de las funciones reproductivas, digestivas, metabólicas,  nerviosas, y de importantes procesos químicos dentro del cuerpo; las hormonas secretadas se relacionan también a las emociones humanas e inclusive a procesos del pensamiento. Todo esto es “psiquis”, es decir alma, por que es VIDA. Sin embargo, para nuestros estudios esotéricos, no basta con conocimientos de anatomía, fisiología y psicología para determinar completamente lo que es el alma, y menos aún para poder determinar cuál es el Propósito del alma, ya que ese Propósito proviene de una región muy superior: el mundo espiritual.
            Los elementos del cuerpo y de la psiquis conforman lo que podríamos llamar “el mecanismo del alma”, pero el ALMA existe realmente en una envoltura mucho más sutil, ya que está compuesta principalmente de materia mental superior, y es esa materia sutil la que compenetra al cuerpo y a la psiquis del hombre (la personalidad).

Hemos dicho en otra ocasión que esa materia sutil es como una “burbuja”, que al inicio de la evolución del alma humana conserva en su interior la conciencia lograda en los reinos menores de vida, antes de llegar a ser alma individual y poder así encarnar como ser humano. Por lo tanto el alma humana es la ‘burbuja’ de materia sutil (el Cuerpo Causal) y la ‘conciencia’ que se va gestando en su interior (el Ego). En síntesis, podemos decir que:

Alma es ‘vehículo sutil’ y ‘Conciencia’, al mismo tiempo.

            Ahora bien, esa materia sutilísima de los subplanos superiores del mental, y la conciencia continente, compenetran al cuerpo humano. La Conciencia o Alma se expresa a través de los mecanismos nervioso y glandulares del cuerpo y del carácter, todo lo cual, está íntimamente relacionado. Pero…:
¿Existe en realidad un sitio especial en el cuerpo humano donde se pueda afirmar que el Alma se asienta? He aquí la respuesta:

Ya hemos visto que Alma se puede tomar como sinónimo de “conciencia”, de “Ego” o “Yo”. El alma humana es el yo consciente, es decir: la conciencia del YO. Pero el nivel de profundidad de esta conciencia varía entre cada individuo, ya que existen diversos niveles de comprensión del “sí mismo”, es decir, diferentes grados de maduración álmica.

Hay humanos que se conocen muy poco a sí mismos, y que solo utilizan la palabra “yo” para expresar sus banales y pasajeros deseos materialistas, en general. Es decir que para ellos, el ‘yo’ no tiene otro significado más que el deseo (kama), la posesión y las pasiones burdas y pasajeras. En este grupo humano el intelecto está poco o nada desarrollado (y recordemos que a nivel esotérico “intelecto” es sinónimo de alma). En el otro extremo, encontramos a hombres con el intelecto más desarrollado y con otra conciencia del “sí mismo”, desapegados cada vez más de las cosas intrascendentes. La palabra “YO” es en este grupo humano comprendida más profundamente, ya que el foco de identificación cambia a medida que la conciencia se expande.

La frase “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida”, es un ejemplo de una Conciencia muy avanzada respecto de la comprensión del “sí mismo”.

No obstante, todos los seres humanos, los más y los menos avanzados en conciencia, es decir, con mayor o menor desarrollo álmico, al decir la palabra “YO” señalan en dirección a una parte del cuerpo: el pecho, asiento del corazón y del timo. Este es un hecho común a todas las razas humanas y culturas que existen y que han existido. Queremos decir con esto que el hombre no señala a su pecho al decir “yo” por un hecho aprendido o cultural, ya que la causa es que es allí donde la energía de la presencia del alma, del YO, se reúne con mayor fuerza. El señalar naturalmente al pecho al decir “yo” sin que medie pensamiento alguno en tal acto, es una acción que obedece a un “instinto” (aunque no es la palabra más correcta), a un saber oculto que tiene raíces esotéricas.

Podemos observar que al decir simplemente: “yo”, no señalamos ninguna otra parte del cuerpo que no sea nuestro pecho. Si decimos “yo pienso”, allí sí, es la cabeza el sitio que señalamos…, y si decimos “yo siento”, vuelve a ser el pecho el centro al cual nos dirigimos. Como vemos, ambas partes del cuerpo están relacionadas al sentido del “yo”, pero la que prevalece entre ambas, la más fuerte, es el pecho, el corazón. Este es un hecho real y de muy simple comprobación, como podemos ver… Bastaría ver cómo se siente el decir “yo” señalando la rodilla, el estómago, el brazo, o cualquier otra zona del cuerpo que no sea el pecho (a excepción de la cabeza, pero solo al decir “yo pienso”…).
La razón de este simple hecho es muy profunda, y esotérica, si se quiere…

En primer lugar, y antes de ahondar en lo esotérico, diremos que bien fundada podrían estar las ideas de Max Heindel y de aquellos que como él piensan que el Ego o Alma está en la sangre, ya que la sangre, si bien circula por todo el cuerpo, está muy especialmente vinculada al corazón, como bien todos saben…, por ser este el órgano que la impulsa. Esto tiene que ver con nuestra reflexión reciente donde vimos que es el pecho, el corazón, la zona que señalamos al decir y sentir “yo”. El sentimiento del YO (Ego o Alma) estaría entonces muy vinculado al corazón y a la sangre que por este órgano fluye sin cesar.

Por otro lado, y dirigiéndonos más al aspecto esotérico, encontramos las siguientes relaciones entre el YO, el corazón, y los estudios del alma que nos trajeron hasta aquí:

1-     Diversas escrituras sagradas de la India nombran al centro cardíaco como el asiento de la Deidad en el ser humano. Es el centro donde se ubicaría “la conciencia de SER”. Esta ‘conciencia de ser’ varía de hombre a hombre. La conciencia de “ser el SER” más allá de todas las limitaciones, debe ser conquistada.
2-     El pecho es la zona donde se ubica, en el cuerpo humano, el “chakra cardíaco” (anahata). El centro cardíaco es una ‘rueda de energía’ formada (según se nos dice) por 12 rayos. También se compara a este chakra a un Loto de 12 pétalos.
3-     Recordamos que el Cuerpo Causal o Loto Álmico también está formado por 12 pétalos que deben abrirse, (o bien, 12 rayos que deben adquirir “cualidad”).
4-     Las 12 constelaciones, y “los 12 Trabajos de Hércules”, se relacionan a lo antedicho. Hércules sería el Alma en el hombre, que debe superar las 12 pruebas que el legendario mito nos relata. Cada una de esas pruebas estaría representando a cada uno de los 12 pétalos de la Flor del Alma. El superar las pruebas significaría la apertura de los pétalos álmicos.

Los puntos 2 y 3 recién señalados coinciden en nombrar 12 pétalos, en referencia tanto al chakra cardíaco como al Loto Egoico o Álmico. Podemos decir que son análogos, pero no son lo mismo. Es decir:
Los 12 pétalos o rayos del centro cardíaco son de materia etérica, mientras que los 12 pétalos del Alma son de materia mucho más sutil que la etérica y la astral; como ya se dijo, son de materia mental superior. Por eso decimos que los 12 pétalos del centro cardíaco y los 12 pétalos del Alma no son lo mismo, pero sí que “son análogos”. Con esto queremos decir que el chakra cardíaco es una densificación materializada en el etérico-astral de lo que el Loto del Alma es en la región superior del mental. “Lo que es arriba es abajo”, como afirma la Ley de Correspondencia, es aplicable aquí.

Según lo expresado, desde el punto de vista esotérico, también estaría fundamentada la idea de que el alma humana estaría especialmente ubicada, o mejor dicho, ‘su energía’ estaría en mayor proporción, en la región del pecho, es decir, en el punto medio del cuerpo humano. Recordamos que el chakra  cardíaco es, de los 7 tradicionalmente conocidos, el cuarto; es decir, el chakra que está en el punto medio de los 7. Por lo tanto es el centro del sistema de chakras, y de alguna manera, podría verse como el centro donde se reuniría la síntesis de ‘conciencia de ser’ de la sumatoria de experiencias que se producen en el resto de las ruedas de energía. Es decir que, todo lo que experimenta el cuerpo físico y psíquico del ser humano, todos los niveles de experiencias en cada uno de sus chakras, estarían creando una síntesis de sensación y comprensión del “sí mismo” con asiento en el CENTRO CARDÍACO. De allí que al decir “yo”, cualquiera sea el nivel alcanzado, la referencia sea siempre el pecho… Todo este proceso de tomas de consciencia a través de las experiencias sería un camino de construcción y afianzamiento del “YO”, (con variables cambiantes en el aspecto “identificación” durante el proceso de tomas de conciencia).


Ahora bien: ¿Qué sucede al terminar la construcción del Ego, el Yo…?

Luego del proceso de construcción, viene la destrucción, o ‘extinción’ (Nirvana).

Cuando el Ego intelectual ha sido totalmente construido, el Pensador (manas) ya ha cumplido con su cometido: producir autoconciencia pensante consciente; pero el peregrino advierte que la limitación e ilusión de separatividad aún no se han diluido. Descubre así que manas, el Pensador, debe ser trascendido. Y dicho aún con mayor propiedad: ve que ‘el Pensador’ no existe en verdad. Ve que existen los pensamientos, pero no un YO que los piense, y que existen las emociones, pero no un YO que se emocione… (etc.). Comprende que el “yo” es una ideación profunda donde se reúnen elementos de “identificación”. En síntesis: ve que el “yo” es pensamiento.
Lo recién dicho es también parte de un proceso de alquimia de la conciencia, en el cual están la desidentificación y el desapego como aspectos presentes y fundamentales.
Además, se aclara que al hablar de la extinción del “yo” estamos hablando del “yo psicológico”, que es la idea condicionada que el hombre tiene de sí mismo, en todos los aspectos, físico, emocional, mental, y ‘espiritual’ (si se quiere).

Durante el proceso de desidentificación, desapego y ‘extinción’, parecería ser que el centro del ALMA, que lo habíamos situado prominentemente en el corazón, va abandonando poco a poco la zona del pecho, nuevamente hacia la cabeza, (pero no ya como un centro de la actividad del pensar, como ocurrió en la 3° iniciación menor, sino ahora como un ‘centro espiritual’).

Este proceso comienza a ocurrir por que el sentido del “yo” psicológico se va diluyendo a medida que el hombre se va fundiendo con el sentir de la Vida Una. Es decir que, el peregrino va pasando del estado de ‘conciencia personal’ al estado de “conciencia impersonal”. A medida que esto ocurre todo aferramiento a la idea del yo personal, diferenciado y limitado, se va debilitando, dando espacio al ‘sentir’ del Yo Impersonal, ilimitado, incondicionado. De esta forma “todo lo demás” pasa a ser también “el sí mismo”.

Es de esta manera que el yo personal, relacionado al alma humana con asiento de su energía principalmente en el centro cardíaco, va cediendo lugar a un ‘SENTIR DE UNIDAD’, relacionado al alma divina, con asiento fundamentalmente en el centro coronario. (Estas son referencias básicas e imperfectas, ya que el alma humana también está presente, aunque en menor proporción, en los demás centros; mientras que el alma divina, ya edificada, está asentada en el centro coronario, pero extiende su raíz divina a los centros n° 6, 5 y 4, influyendo en estos).

Las escrituras sagradas de la India afirman que en lo alto de la cabeza, existe un centro de 1000 pétalos (960 para ser más exactos); el cual posee en su interior una especie de remolino subsidiario (o Loto interno), con 12 ondulaciones propias (energías o pétalos). También se nos dice que cuando la conciencia del yogui alcanza la cúspide de la cabeza, llega a la Liberación. Esa Liberación es la rotura de las cadenas que atan a la limitación y a la ilusión. Por lo tanto, Liberación es “Atma-Buddhi” como conciencia despierta, es decir: la aparición del Vehículo de Luz Espiritual o Alma Divina. (Recordemos que el Alma Divina no existe en realidad hasta que los principios Búdico y Átmico, empiezan a adquirir materia consciente, “cualidad”).
También se nos dice que el centro cardíaco está especialmente conectado con energía amarilla-dorada al Loto interno de 12 pétalos del centro coronario de ‘1000 pétalos’. Esta interconexión, ¿no está acaso sugiriéndonos la compleja y secreta relación entre lo que llamamos alma humana y alma divina en el hombre…?

Se han dado hasta aquí varios elementos como para pensar que el asiento del ALMA estaría especialmente en el corazón y la cabeza del ser humano, centros que hemos visto que se interrelacionan íntimamente en muchos sentidos. Estos conocimientos están relacionados a lo que conocemos de los 7 chakras, que nos llega de la tradición espiritual y esotérica de la India, especialmente. Las precedentes reflexiones tuvieron base en esto, y por lo tanto han establecido referencias que situarían al ALMA dentro del cuerpo humano. Pero existen otras referencias que nos conducirían a considerar que el Alma Divina no solo estaría presente dentro de las envolturas materiales, sino también fuera de las mismas. Existen varias versiones al respecto (que no coinciden del todo entre sí), pero en lo que sí coinciden como concepto básico es en afirmar que existen más de 7 chakras en el hombre, y que algunos de esos “nuevos” centros estarían ubicados encima de la cabeza; serían centros superiores (monádicos y supramonádicos) que se activarían con la evolución. El mismo gran teósofo C. W. Leadbeater escribió en su obra “Un libro de texto de teosofía” (página 66) que “Hay otros centros inactivos cuya actualización es perjudicial”. Pero después de varias décadas de su muerte, no fueron pocos los discípulos que comenzaron a hablar de ‘esos otros centros’. Aunque no todos coincidieron con exactitud en los nuevos conocimientos, muchos coinciden en la existencia de más centros de energía, tanto dentro como también fuera del cuerpo físico. En la antigüedad, los yoguis indos no hablaron de estos centros por que lo desconocían o por que no era el momento; pero hoy está saliendo a la luz, de a poco, lo que antes estaba oculto. Es un proceso natural.

De acuerdo a esta nueva hipótesis, que el investigador se verá obligado a considerar, el Alma Divina, cuando está ya construida, se podría decir que estaría ubicada con epicentro fuera del cuerpo físico denso, en uno o más centros por encima de la cabeza, aunque con asiento especial también en el chakra 7 en la corona, desde donde emitiría su espiritual influencia hacia “abajo”, es decir, hacia el resto de las envolturas mas materiales del hombre.

Una doctrina que confirmaría, o se relaciona, con lo antedicho, es el TAOISMO. Ciertos conocimientos del TAO señalan que existen en el hombre 3 CALDEROS de energía. El primero sería el Caldero inferior, ubicado en la zona del ombligo, el cual sería el depósito del CHI (prana) que circula por todo el cuerpo etéreo. Hay quienes consideran que el asiento del alma está en el ombligo (y no en el pecho o la cabeza), y se basarían en que esta zona del cuerpo es donde se guarda y distribuye la energía vital del organismo completo. Es el depósito principal de la energía vital universal en el cuerpo humano; y si consideramos a “alma” como sinónimo de “vida” esta hipótesis puede ser entendida. Pero este ‘centro de vida’ sería más bien la vitalidad básica, el “alma animal” en el hombre, por que es energía vital sin auto-conciencia aún.

El Caldero medio estaría ubicado en el pecho, y sería, según el TAO, el sitio donde se concentra y transforma la energía vital proveniente del caldero inferior en “conciencia” mediante un proceso de iniciaciones esotéricas. Este es el centro de la autoconciencia, y ya podríamos hablar entonces de “alma humana”.

El Caldero superior estaría encima de la cabeza. Sería en centro donde se formaría en Cuerpo Espiritual o Cuerpo Inmortal, el cual existe en interconexión con todas las criaturas e individuos. Aquí la ‘autoconsciencia’ se trasforma alquímicamente en “CONCIENCIA DE UNIDAD”. Esta sería la región del “Alma Divina”.

Se han dado en este capítulo distintas razones exotéricas y esotéricas que nos han llevado a relacionar la residencia del alma especialmente con la cabeza y el corazón del cuerpo humano; para llegar también a la hipótesis de la existencia del Alma (Divina) también fuera y por encima del cuerpo físico. Sin embargo todas, especialmente la última,  han sido referencias sugestivas, ya que el Alma está en una dimensión temporal-espacial distinta a la tercera dimensión, con lo cual el cerebro físico humano poco puede hacer para ver la verdad, ya que tiene limitaciones para representarse fielmente verdades que exceden a sus capacidades de captación. Ante este tema tan amplio como misterioso, lo ofrecido podría ser tan solo el inicio de la investigación para el verdaderamente interesado.




Hasta un próximo encuentro!!




miércoles, 30 de octubre de 2013

4- NIVELES Y PROCESOS DEL ALMA



Hemos dicho que la palabra alma significa psique; se podría decir que es la sumatoria de elementos que conforman la psiquis. Esos ‘ingredientes’ o elementos son:

-      -   Prana (chi o ki), el aspecto de la energía vital en cualquier organismo vivo.
-       -  Es aspecto emocional o astral.
-       -  El aspecto mental.

Estos 3 ingredientes conforman la psiquis en un ser vivo, pero no existen en igual proporción y cualidad en todos los seres vivientes. En el mineral, por ejemplo, existe el elemento prana en mayor proporción, mientras que el aspecto astral es apenas incipiente en su desarrollo, y el mental aún nulo.
En las plantas en general prana está presente, y el aspecto astral adquiere mayor vitalidad. En los animales en general el astral adquiere mayor desarrollo que en el vegetal y en los animales mas evolucionados se agrega además el ingrediente mental pero en forma muy incipiente.
En el hombre mientras el prana y el aspecto astral toman cualidades especiales para su desarrollo, nace la posibilidad del desarrollo de la mente como no ocurrió en ninguno de los demás reinos menores de vida. Pero bien decimos que el hombre tiene tan solo ‘la posibilidad’ para tal desarrollo, el del intelecto, oportunidad que no todos los hombres están aprovechando, ya que gran parte de los humanos aun viven en la mecanicidad de las emociones, y con muy poco o nada ejercicio de la reflexión profunda sobre sus propios actos…
Por lo dicho se puede entender a los filósofos que dicen que “el hombre mediocre está más cerca del animal que de lo Divino”. Lo cual finalmente diferenciará al hombre del reino animal es el empleo de la razón de su conciencia, con discernimiento, inteligencia y sensibilidad.

Recordamos que cuando hablamos de alma, hemos hecho una triple distinción en escritos anteriores al hablar de: alma animal, alma humana y alma divina. El alma animal aún es inconsciente del “sí mismo”; es decir que un animal no posee conciencia de sí mismo como un “yo” diferente de otros yoes…, no tiene aún autoconsciencia, aunque los más evolucionados puedan tener algunos aparentes atisbos… El reino animal todavía existe en ‘el mar de la unidad inconsciente’; es decir que los reinos menores viven en la Unidad sin ser auto-conscientes de ello.
Los animales en general (a excepción de los domésticos, que empiezan ya a regirse con otros códigos en función de su contacto con el hombre) se manejan a través de instintos y posee una vitalidad pránica y una astralidad en función de esos instintos (instinto de protección, de reproducción, de supervivencia, etc.). El ser humano tiene muchas cosas en común con el reino animal, pero posee algo que el animal no tiene: “mente causal”, es decir, mente pensante capaz de razonar y hacer abstracciones. Esto solo puede realizarse con la activación de la materia mental superior o abstracta, que es la región donde existe el CUERPO CAUSAL.

Recordamos que “Cuerpo Causal” es el nombre técnico-esotérico que damos al “alma humana”. He aquí la diferencia entre lo que se llama “alma animal” y “alma humana”. La diferencia está en primer lugar en que el alma animal es alma grupo y el alma humana es individual. En segundo lugar, en que en el hombre hay materia mental superior lista para activarse y desarrollarse, cosa que en el alma animal no existe. Aunque el hombre mediocre pueda “dormirse” en las sensaciones hipnóticas de los sentidos y pueda no activar su mente superior por falta de ejercicio de la razón y la reflexión, tiene igualmente esa posibilidad latente…, mientras que los demás reinos menores (minerales, vegetales y animales) no la tienen.
Esta es la razón por la cual en el primer escrito titulado “QUE ES EL ALMA”, la primera definición ofrecida sobre la palabra alma, extraída del Glosario Teosófico, fue la que afirmaba que “alma humana es el intelecto en el ser humano”. Intelecto significa “leer dentro”, o bien, ver las esencias, más allá de las apariencias de las formas. El ejercicio del intelecto tiene diferentes escalas o gradaciones, y todas deben ser recorridas y conquistadas por el ser humano. (Veremos esto al ir desarrollando el tema).

Así, mediante la conquista del intelecto, el hombre puede acceder a una región superior de su constitución interna: manas superior. Es por este motivo que ‘intelecto’ es el antakarana, o “puente”, entre la región de la mente inferior o concreta (donde sucede el pensar mecánico asociado a las formas y los sentidos materiales) y la mente superior, donde suceden los más complejos y sutiles mecanismos del pensamiento iluminado. El intelecto no solo crea el Puente entre las regiones inferior y superior del mental, sino que ayuda en el desarrollo del Cuerpo Causal. Veamos este punto:

Se dijo que el intelecto posee niveles de profundización en su ejercitación.
 En el primer nivel (de ‘abajo’ hacia ‘arriba’), asociado a las múltiples formas materiales y a los órganos de los sentidos que perciben dichas formas, el intelecto, es la mente concreta, es decir, la mente asociada al cerebro físico, lo cual por cierto, lo limita. Pero aún así, el desarrollo de este intelecto primario abre la primera rueda (periférica) de ‘pétalos’ del Loto Álmico: los 3 pétalos de “conocimiento”, expresándose primero como conocimiento de la materia, del mundo de las formas y sus interrelaciones. Durante esta primera etapa de apertura de la primera rueda de pétalos álmicos, el hombre pasa por diferentes experiencias de ‘error-dolor’, ya que comienza a “conocer” a través de la fricción de la materia; aún no posee sabiduría para errar menos, o no errar. Por eso se suele llamar a la rueda externa de pétalos de la Flor Álmica: “EL AULA DE LA IGNORANCIA”, (la cual lleva al alma humana a las puertas de la 1° Iniciación menor). El intelecto aquí es incipiente y está  recién empezando a utilizarse.
Este proceso recién explicado corresponde tan solo a una parte de la construcción del antakarana, ya que tal ‘puente’ termina de construirse recién en la 3° Iniciación menor (la primera desde la visión de la Jerarquía).

Subiendo a un segundo nivel, el intelecto incluye al mundo de las emociones con todas las experiencias afectivas (de ‘amor’ y ‘odio’…), entrando así por vez primera al mundo subjetivo, y así colabora en el comienzo de la apertura de la 2° rueda de pétalos internos del Loto Álmico: los 3 pétalos de “amor”. (Esto sucede al promediar la 2° iniciación menor). Quien comienza a vivir la apertura de esta 2° rueda de pétalos, los de amor, descubre por primera vez la devoción, la compasión, la generosidad altruista y la religiosidad verdadera. Pero este es recién el comienzo de la apertura de los pétalos de amor, los cuales terminarán de abrirse con la influencia de Buddhi sobre los mismos. Buddhi es un principio superior a manas (mente); es Amor-Sabiduría. El desarrollo consciente de este aspecto o principio se llama ‘Conciencia Crística’ (o Conciencia Solar o Búdica), la cual comienza a nacer con la apertura de esta segunda rueda de pétalos del Cuerpo Causal.
Recién cuando los pétalos de amor del Alma se van abriendo dando así nacimiento a la Conciencia Crística, se puede decir que lo que llamamos alma humana comienza a transformarse, alquímicamente, en alma divina. Por que el alma divina es Buddhi en actividad, es decir, amor en acción.
Al ir despertándose la comprensión del amor y la sensibilidad a la unidad con la apertura de estos nuevos pétalos del Alma, el hombre comienza a comprender más y a errar menos, razón por la cual se ha llamado a esta región y etapa de experiencias: “AULA DEL APRENDIZAJE”.

Los pétalos siguientes, y más internos que los anteriores, son los 3 pétalos de sacrificio. Tal sacrificio es el “sacro oficio” o ‘acción sagrada’, de relegar el ‘yo-deseo’ (yo inferior) a los designios del Alma (Yo superior o Ego); y esto requiere de una claridad intelectual especial respecto del autoconocimiento del SER. El discernimiento debe haber calado hasta tal profundidad en la que pueda discriminar entre lo falso y lo verdadero en cuanto al ser. El hombre aquí puede ver claramente que él no es su cuerpo físico, que tampoco es sus emociones siempre cambiantes, y descubre finalmente que él no es los pensamientos ni las ideas con las cuales se identifica… El ver esto lo conduce a través de un cambio de actitud en su vida diaria.

 Esta comprensión produce desidentificación y desapego, y conduce a la apertura de los 3 pétalos de sacrificio. A esta apertura solo puede llevar un intelecto iluminado, por lo cual esta es la etapa del “AULA DE LA SABIDURÍA”. Esta comprensión y transformación lleva a la 3° Iniciación menor, la ‘primera’ desde el punto de vista de la Jerarquía, ya que es la iniciación en la que el Alma comienza a comandar a la materia con una influencia determinante.

Los pétalos siguientes y más internos son los 3 pétalos de voluntad, que completan los 12 pétalos del Loto Egoico o Cuerpo Causal. Estos 3 pétalos aún están cerrados en la humanidad, (esto ya fue explicado), y tienen que ver con la energía del Logos expresándose a través del alma del hombre. Solo los Adeptos de este Sistema Solar, Iniciados de 5° Iniciación (la 3° desde el punto de vista de la Jerarquía) saben a ciencia cierta lo que esto significa realmente, por lo cual todo lo que sea dicho aquí serían solo conjeturas. El hombre tiene todavía mucho trabajo por delante para que se abran los primeros 9 pétalos del Loto del Alma en su interior, y solo un número muy pero muy menor están preparados o preparándose para ir más allá…

Podríamos decir entonces, en síntesis, que existen 2 alegorías para explicar el ALMA y su desarrollo. Estas son:

1-    El antakarana: “un puente que se construye”.
2-    El Cuerpo Causal: “una flor que se abre”.

Ambos símbolos son 2 maneras de explicar la existencia del alma y su desarrollo.
El desarrollo del intelecto, que como hemos visto sucede en escalas de complejidad, es simbólicamente, como la construcción de un “puente interno” de conciencia. Tal “puente comienza en los pétalos más externos del Loto del Alma y finaliza en los pétalos más internos. Por lo tanto hablar de la construcción del antakarana es hablar de la apertura del Loto Egoico. Ambas formas de verlo son correctas.
Cuando el hombre ha desarrollado ya su intelecto en todas sus facetas y se funde con la conciencia más íntima del alma, queda establecido un puente o canal de energía mental entre la región del alma y la de la personalidad (el cerebro físico). Entonces el hombre comienza a recibir efluvios de energías desde su Cuerpo Causal hacia la región de su personalidad en forma de pensamientos, sentimientos e intenciones creativas y originales; y esto ocurre gracias a que el “Puente” o antakarana ha sido construido con esfuerzo y dedicación, desde ‘abajo’ hacia ‘arriba’; lo cual permite ahora el descenso, por ese mismo canal, de las energías del alma hacia la región inferior de la personalidad humana. El cumplimiento de este proceso está relacionado con la 3° iniciación (la Primera gran Iniciación, desde el punto de vista de la Jerarquía).

Dicho con más detalle: Cuando el puente interno está construido, es decir que, la mente intelectual ya está desarrollada y posee en todas sus funciones las facultades adquiridas del pensar; el Cuerpo Causal, el cual ya tiene un buen nivel de desarrollo de sus ‘pétalos’, se encuentra posibilitado de influir más directamente con el desarrollo interno de sus cualidades adquiridas, sobre la actual personalidad humana con la cual está en conexión. (Recordamos que el Cuerpo Causal se ha ido desarrollando a través de numerosas y sucesivas reencarnaciones, con lo cual, guarda en su ‘burbuja’ diversas experiencias, comprensiones y conocimientos esenciales que podrá transmitir a la personalidad humana cuando ya haya sido construido el ‘puente’ que le permita tal posibilidad).

Fueron estas nuevas señales acerca del ALMA.